18 de Mayo 1994, la tarde de su confirmación, segundo de su lote de nombre cañego (Alcurrucen),con el cual hizo vibrar a todo el público de las Ventas,con su padre el gran maestro, como testigo, la tarde en la que Julio Aparicio lloró de emoción al sentir el toreo como jamás lo ha sentido. Hoy, 15 años después sigue en la retina de los aficionados esta grandiosa faena, disfrutenla.
lunes, 16 de febrero de 2009
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